Froome salvó un órdago del Ag2r y Mollema remató la fuga
El Macizo Central no decidió nada, aunque estuvo a punto de hacerlo. El Ag2r de Romain Bardet dejó cortado a Chris Froome en un descenso, puso al maillot amarillo contra las cuerdas con una maniobra brillante, acompañada también de una avería del líder, pero no supo rematar la faena. El británico se reintegró y salvó el desafío. Eso sí: con el susto en el cuerpo. El vencedor de la etapa fue un ilustre, Bauke Mollema, compañero de Alberto Contador en el Trek, el más resolutivo en una numerosa fuga que llegó a tener 28 corredores. Es su primera victoria en el Tour.
Siempre que la Grande Boucle llega al Macizo Central, sobre un terreno escarpado y traicionero, nos imaginamos sesudas tácticas y sibilinas emboscadas, pero realmente han sido las menos veces cuando han ocurrido cosas relevantes en la clasificación general. No me refiero a los tiempos de aquel otro Puy, el volcán Puy de Dôme, que era garantía de éxito. No se sube desde 1988. En el recuerdo dejó aquella imagen de Anquetil y Poulidor hombro con hombro. O esa otra de Bahamontes en cronoescalada con Clermont Ferrand al fondo. Y en su palmarés a Julio Jiménez, a Ocaña, a Arroyo y al propio Fede. En la historia reciente tenemos también el órdago de la ONCE a Indurain en Mende en 1995. Pero no se puede vivir siempre de Mende.
Este domingo se llegaba a un Puy más modesto, Le Puy en Velay. Antes se subían dos puertos de primera. El Naves d’Aubrac se ascendía prácticamente de salida, era el punto marcado para la formación de la escapada. De repente vimos ahí a Contador. A su estela salió Mikel Landa. Recordamos la etapa del pasado viernes, esa espectacular cabalgada por los Pirineos. Y empezamos a imaginar que esta vez sí, que el Macizo Central sí podría decidir cosas. No fueron muy lejos. No estaba el Tour para permitir estas fiestas.
A cambio sí se fraguó una fuga numerosa, un grupo integrado por 28 ciclistas de la clase media-alta del Tour. Ahí estaban Barguil, Mollema, Roche, Pinot, Tony Martin, Matthews, Calmejane, Bakelants, De Marchi, Ulissi… Y dos españoles: Maté y Navarro. Aquí se iba a jugar la etapa. Aquí se iba a exhibir Mollema con veinte kilómetros de escapada en solitario.
Nos habíamos acomodado ante el televisor para ver ese desenlace… Y de repente, otra vez de repente, volvieron a suceder cosas. Igual que lleva haciendo durante todo el Tour, el Ag2r de Bardet se colocó en cabeza en un descenso, a ver si sorprendía a algún favorito. Y cayó el premio gordo. Las tomas aéreas nos mostraron a Froome descolgado. Justo cuando logró enlazar, tuvo que echar pie a tierra por una avería, para cambiar su rueda con Kwiatkowski. Esta vez sí, el Macizo Central podría decidir cosas.
Por delante quedaba el Peyra Taillade, el otro puerto de primera: 8,3 kilómetros al 7,4%, con rampas del 14%. Se coronaba a 31 kilómetros de la meta, aunque a medio camino todavía quedaba la tachuela de Saint Vidal. A esas alturas de etapa, una tachuela se convierte en un ‘mortirolo’. Froome llegó a perder unos 45 segundos, pero pudo reincorporarse al grupo en plena subida al Peyra, ayudado por Nieve y Landa, después de un enorme calentón. Bardet no quiso dar respiro y arrancó para rematarle. No lo logró. Tampoco en la cota posterior. El Ag2R lidió bien, pero falló con el estoque. El maillot amarillo volvió a salir vivo. No puede decir lo mismo Nairo Quintana: tocado y hundido en la misma batalla, Perdió 3:34 minutos y se aleja a 6:16.
FUENTE: AS