Colombia ocupó las páginas centrales de los principales diarios deportivos del país y del mundo en 2017, gracias a los triunfos que logró en dos ruedas. Sin embargo, en las más recientes semanas el ciclismo nacional protagonizó titulares por un escándalo de dopaje.
Ocho pedalistas, 7 nacionales y uno boliviano (ver antecedentes), entre 180 participantes -es decir el 4.4% de quienes tomaron la largada-, arrojaron resultados adversos en la pasada Vuelta a Colombia, tras las tomas de sangre y orina realizadas por la Fundación Antidopaje en el Ciclismo, organismo independiente pero con el aval de la Unión Ciclista Internacional, UCI, siendo esta última la que informó sobre los positivos de dichas muestras.
A raíz de este alboroto, lo que en el pasado era un secreto a voces empezó a tener eco a través de las redes sociales. “Nada de nuevo tiene. Como decía un amigo, aquí la mayoría van a la guerra con metralletas, bazucas y granadas y uno con pistolas de agua, apenas les alcanza a mojar los pies”, denuncia del corredor bogotano Vladimir López (Ningxia), que causa asombro y que mantiene las alarmas encendidas en un ciclismo en el que, según su declaración, se compite de manera desigual y deshonesta.
Tras finalizada aquella Vuelta a Colombia, el primero que empezó a ventilar supuestos casos de dopaje en carretera fue el corredor suizo Alexandre Ballet, al declarar, en una entrevista con www.arcinfo.ch, que vio a un corredor repartir pastillas entre el lote de ciclistas, asegurando, además, que lo llamaban “el farmaceuta”.
De hecho, confesó, recibió una de estas píldoras pero la escupió por temor a que fuera una sustancia prohibida. Luego afirmó que no tenía como probar lo visto y su Federación, días después, le ofreció disculpas a la entidad rectora del pedalismo colombiano al decir que no les constaba lo que Ballet informó.
Pero, ante el conocimiento de estos casos adversos, ¿qué está pasando con uno de los deportes que más títulos le ha dado a Colombia a través de la historia? ¿Esto es un cuento de no acabar y más con los casos que se presentan internacionalmente? ¿Qué sucede con las autoridades competentes que velan internamente frente al control de la trama del dopaje? ¿Qué camino se debe seguir para terminar con esas conductas deshonestas?
hay que Denunciar a los responsables
Jorge Ovidio González, presidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, asegura que hasta el momento, y pese a que varios de los ciclistas implicados han ofrecido disculpas por lo que hicieron, no tienen elementos para señalar cuáles son las personas o empresas que les suministran estos medicamentos para tener un mejor rendimiento, pues nadie aún establece una denuncia.
“Estamos persiguiendo constantemente a quienes venden y suministran estas sustancias. Además les exigimos y rogamos a los deportistas y los directivos de equipos que nos digan quiénes son aquellos actores independientes, pues es una de las maneras para que respondan ante la autoridad, ya que estas drogas son ilícitas y atentan contra el nombre del pedal colombiano y la salud de los pedalistas”.
¿Se hacen los suficientes controles?
Durante la pasada ronda nacional se recolectaron 38 muestras de sangre. Tom Verhagen, agente de Control al Dopaje de la UCI, fue el responsable de este proceso de control durante la Vuelta criolla.
“No tuvimos problemas para realizarlos. El trabajo fue sencillo. Los controles se hicieron con todas la regulaciones de la UCI, con el mismo estándar internacional que se ejecuta en las carreras grandes como Tour de Francia, Giro de Italia y Vuelta a España”, resaltó.
Además, como lo reseña Coldeportes Nacional, ente encargado de hacer los análisis en el país, el 20% de las muestras que se realizan en el deporte colombiano corresponden al ciclismo, lo que quiere decir que es la disciplina que está bajo mayor supervisión.
Dicha entidad resalta que está implementando otro mecanismo que se llama el Paradero, el cual tiene que ver con los controles sorpresivos que se les hace a los pedalistas fuera de competición, bien sea en sus casas, en los hoteles o en pleno entrenamiento. ¿Entonces por qué se siguen presentando casos de trampa?
“Porque en todas partes hay ciclistas con mucha conciencia pero otros que no, quienes a cualquier costo quieren el triunfo sin pensar en las consecuencias a futuro, porque estas no se verán reflejadas a corto plazo. Ellos, con estos procedimientos prohibidos, no se dan cuenta que están afectando cualquier sistema de su organismo, por mencionar algunos, el renal, reproductivo, cardiopulmonar y óptico”, asegura Jorge Arbeláez, preparador físico y entrenador de la escuadra Coldeportes-Zenú-Claro.
Los errores se pueden pagar caro
El antioqueño Marlon Pérez, campeón mundial juvenil de pista (prueba de puntos) en Ecuador-1994, pagó caro un error. Estuvo suspendido dos años y medio tras dar un resultado adverso en la Vuelta a Costa Rica en 2012. Sin embargo, no quería quedar en el olvido. Retornó con los objetivos de dar testimonio de lo indebido, demostrar que limpiamente se puede dejar huella y ser ejemplo de superación.
“Para mí fue tocar las puertas del infierno porque, como deportista, uno desaparece para la sociedad, uno se siente como una basura. Cuando se sale positivo, por o sin culpa, se pasa a ser un cero a la izquierda. Salir de ese hueco es muy difícil porque prácticamente hay que luchar solo”, relata Marlon, quien este año, en Pietermaritzburg, Sudáfrica, en compañía de Javier Serna -con discapacidad visual-, se consagró nuevamente campeón mundial, esta vez en paracycling.
“Aunque lo que sucedió duele, esto también puede ser positivo porque los corredores se darán cuenta de que puede acabar con sus trayectorias. A los jóvenes les digo que así el nivel en Colombia sea alto, usar esas medicinas no vale la pena, que ni lo piensen. El castigo puede ser de cuatro años o de por vida. Es mejor competir con la satisfacción de correr limpiamente más allá de un resultado”.
Buenas acciones para tomar FRENTE AL CASO
El entrenador Luis Fernando Saldarriaga, técnico del Manzana Postobón y acérrimo luchador por el juego limpio (esta fue una de las razones por las que su equipo se ganó una de las invitaciones en la pasada Vuelta a España), dice que se necesitan más acciones desde lo educativo.
Manifiesta que el ser humano es de dos esferas, la cognitiva y de interacción con las personas, y que cuando una de ellas falla es porque realmente la persona necesita procesos desde el plano formativo.
“Por eso es clave un acto pedagógico, cada entrenador lo debe tener, así se trabaje con deportistas élite. Realmente lo técnico implica más conocimiento para inculcar metodologías y didácticas sin incurrir en lo fácil, en los atajos”. Saldarriaga indica que el trabajo empieza en las categorías menores.
“Se trata de inculcarle a los niños valores como honestidad, respeto y cero tolerancia al dopaje. Además, que las escuelas de ciclismo y equipos procuren en sus charlas y concentraciones tener un contenido pedagógico y teórico, pues no se trata de hablar solo de cómo vamos a ganar o cómo mejorar la fuerza, velocidad y resistencia”.
Con la trampa en el deporte acechando en todo momento, el ciclismo colombiano espera que este escándalo sirva de ejemplo para que tenga freno definitivo.
En 2013, cuando el ciclista Lance Armstrong confesó que consumió sustancias prohibidas la mayor parte de su carrera, especialmente durante los siete Tour de Francia que ganó, dijo: “No inventé la cultura del dopaje pero no intenté detenerla (…) Estoy aquí para reconocer mis errores”.
ELCOLOMBIANO